¿Quién no ha soñado alguna con la existencia de un paraíso perdido en algún lugar del planeta?
Los hunza viven en pequeñas casas de piedras sin ventanas
con un solo orificio para salida de humo. Gastan parcamente la poca leña que
tienen para hacer únicamente la comida y
hasta se bañan con agua fría. No calientan las viviendas durante los fríos
inviernos que duran tres meses. Los restantes nueve meses viven al aire libre
respirando día y noche el aire fresco. Y a pesar de todo esto, los hunza no se
enferman, son gente sana y resistente. .Las mujeres hunza a sus 40-50 años lucen como jóvenes. Son capaces de dar a luz a la edad de 65 años y los hombres a sus 90 y más años son activos físicamente y trabajan en el campo.
Allá no hay hospitales por falta de enfermos y los hunza son el único
pueblo en la Tierra que no tienen enfermedades malignas y hasta los ancianos de
vejez avanzada no tienen demencia senil. No tienen cárceles por ausencia de
crímenes.
Para hacernos una idea más completa de como vive este pueblo
de la larga juventud publicamos a
continuación el artículo del periodista,
escritor y nutricionista Miguel Leopoldo Alvarado del INSTITUTO BIOGENESIS DE
NUTRICION ORTOMOLECULAR :
“Al norte de la India, formando parte geográfica del
Pakistán, en las estribaciones de los montes Himalaya, en una especie de
esquina donde convergen los límites del Antiguo Afganistán, la antigua Unión
Soviética y China, se encuentra el legendario país Hunza. Su topografía es
imponente y difícil: escarpadas montañas cubiertas de nieve aun en el verano;
desfiladeros en medio de precipicios de miles de metros; torrentes alimentados
por los glaciares más grandes del mundo, después de los de las zonas polares. En
medio de aquel paisaje imponente e inhóspito vive un pueblo de poco más de
treinta mil ciudadanos libres, saludables, alegres, amistosos y longevos.
Allí
han estado, prácticamente aislados del mundo, durante más de dos mil años. Se
afirma que los ejércitos de Alejandro el Grande perdidos en la montaña,
encontraron refugio en el país Hunda; se casaron con mujeres del lugar y
forjaron una nueva raza. Los hunza son de piel más clara que la de todos sus
vecinos.
El médico inglés Sir Robert McCarrison, ex director del
Consejo de Nutrición de la India (cuando ese país era aún una colonia
británica), fue el primero en hacer un estudio serio del país Hunza. Después de
tres años de vivir entre ese pueblo, dijo que no pudo observar un solo caso de
cáncer, de ulcera gástrica, de apendicitis y de otras enfermedades
características del mundo occidental. Las epidemias que asolaban a los países
vecinos no afectaban a la gente del valle Hunza, lo cual no se debía a cuestión
del clima, porque en los países cercanos de clima similar, abundaban las
enfermedades. Tampoco se debía a la raza o a la herencia genética porque los
hunzas que emigraban a otros lugares y cambiaban su alimentación adquirían
después de un tiempo las mismas enfermedades occidentales.
McCarrison se trasladó a vivir durante 10 años al valle
hunza, para estudiar e investigar directamente y de primera mano, la razón de
su extraordinaria salud física y mental. Con sus investigaciones dedujo que
entre la verdadera salud humana y lo que en el mundo moderno consideramos como
salud, existe una gran diferencia, con múltiples estados intermedios. Dice la
doctora Kousmine y agrega: “si la salud de los hunzas representa la norma para
el género humano, lo que llamamos de esa manera, no corresponde a la salud
verdadera. Lo que consideramos usualmente como salud, es solo un promedio de
quienes no se consideran enfermos, un dato estadístico, o un estado variable en
constante descenso en la actualidad.
Tras un estudio exhaustivo de todos los factores y variables
capaces de influir en el estado de salud de los hunzas tales como raza y
herencia genética, higiene, alimentación, actividad física, y diversos factores
medioambientales, McCarrison concluyó que el elemento causal, decisivo y
fundamental de la extraordinaria salud, vitalidad y longevidad de los hunzas,
es su alimentación, determinando que este es el factor clave, incluyendo desde la forma de cultivar sus tierras con abonos
exclusivamente orgánicos, sin usar jamás productos químicos que podrían
producir una más abundante cosecha, a costa de disminuir la calidad nutritiva
de los productos alimenticios. (McCarrison, Nutrition and National Health).
El general Bruce, quien escaló el Monte Everest, dijo de los
hunzas: “Son incomparables por su resistencia y habilidad para escalar montañas
y constituyen compañeros joviales y perfectamente leales”.
Sir Aurel Stein, McCarrison, R. C. F. Shoemberg y John Clark
(este último en su obra Hunza, el reino perdido en los Himalayas), concuerdan
en los siguientes datos:
1) El pueblo Hunza conserva una salud perfecta hasta
mas allá de los cien años;
3) Las mujeres de setenta años de edad
tienen por lo general la apariencia de una europea de cuarenta;
4) No existen
obesos;
5) El promedio de vida es de 120 años;
6) Hasta pocos días antes de
morir las personas conservan todas sus facultades físicas y mentales;
7)
Personas de más de setenta años recorren hasta cien kilómetros, subiendo y
bajando montanas, solo con breves intervalos de descanso, en una sola jornada,
y al otro día están en su trabajo sin señales de agotamiento;
8) No hay
vehículos. Toda la carga se transporta hombros a cuesta;
9) Las mujeres hacen
casi tanto ejercicio como los hombres y recorren veinte kilómetros subiendo precipicios
y no se considera extraordinario para una abuela tener noventa años.
La alimentación de los hunzas está constituida por granos
enteros, toda clase de hortalizas, en especial la lechuga, frutas secas molidas
con trigo entero (la fruta más abundante es el albaricoque y lo comen durante
todo el año, deshidratándolo al sol para consumirlo en el invierno), leche de
cabra, perfectamente agria, y queso sin salar. También comen papas asadas con
cascara y nunca fritas. Jamás consumen azúcar ni pan blanco, ni otros derivados
de la harina refinada como pastelería o dulcería, y tampoco conservas
envasadas.
El ejercicio no es ocasional entre ellos. Lo que un
excursionista de otro país consideraría una hazaña, es realizado todos los días
por ancianos, mujeres y niños. Para el simple hecho de atender las siembras en
sus pequeñas parcelas diseminadas entre los montes escarpados, necesitan hacer
largas caminas bajando y subiendo empinadas pendientes. No usan drogas ni
vacunas de ninguna especie. El agua que beben es la acumulada en las montanas,
con toda la pureza y ligereza del agua de lluvia, sin residuos de los minerales
inorgánicos que endurecen las arterias. Comen carne solo cuando logran cazar
algo. Bebe vino de frutas como único lico. Según el doctor Allen E. Bunic en su
libro Hunza Land, solo el dos por ciento de la población adulta fuma y lo hace
en pipas.
Pero el doctor McCarrison no atribuye la exuberante vitalidad de los hunza exclusivamente a su alimentación natural, con un mínimo de alimentos cocinados y un noventa por ciento de comida cruda. El ahonda más en el tema y sostiene que esa vitalidad comienza en la tierra misma, cultivada en terracerías y a base de abonos orgánicos más o menos en una proporción de tres cuartas partes de hojas y tallos, es decir, vegetales, y una cuarta parte de abono de otra clase.
Un método empleado en muchas regiones del mundo, con
abonos a base de compota o abonos orgánicos. La terracería en forma de gradas o
escaleras en las laderas de las montanas, hace que en cada una de ellas se
sedimenten sustancias que son traídas de la parte superior de la loma donde
están situadas: esta sedimentación trae no sólo materia orgánica, sino polvo de
roca que la tierra suple a la planta en conjunción con los demás elementos y
que luego la planta sintetiza a en forma orgánica en su propia sustancia y en
sus productos, brindando un alimento superior en calidad.
El mismo medico investigador señala que desde la primera
infancia los niños reciben una nutrición natural, puesto que las madres le dan
el pecho por tres años a los varones y durante dos a las mujeres.
El efecto
nutricional y psicológico de una larga lactancia ha sido comprobado en tal
cantidad de estudios científicos, que no es del caso discutirlo ampliamente
aquí, cuando existen docenas de libros al respecto; pero el resultado de esta
larga lactancia no se reduce a una salud física más robusta, sino a un carácter
más estable, debido a un sistema nervioso mejor nutrido por los insubstituibles
elementos de la leche materna y por las impresiones psíquicas de amor,
protección y seguridad que se graban en el niño cuando se desarrolla todo el
mecanismo de la lactancia, en el que intervienen el arrullo, el abrazo, el
acunamiento, el calor y el contacto directo entre el niño y la madres, que le otorga
su pecho.
Negar su alimento natural al niño, con el pretexto de que las
formulas “científicas” pueden substituirlo, es un crimen social. Las mujeres
que hacen eso conservan mejor sus pechos pero dan al mundo seres que ni
fisiológica ni emocionalmente podrían ser totalmente normales.
El Dr. McCarrison, al volver de Inglaterra, hizo
experimentos con grupos de ratas, alimentando a unas exactamente con los
productos refinados o unilaterales en que se basa la dieta de diversos pueblos
vecinos de los hunza. Los grupos así alimentados sufrieron los mismos síntomas
de nerviosismo, ansiedad, falta de fuerza y energía, huesos débiles y mal
formados, escaso tamaño, precaria dentadura de que adolecen los humanos cuya
dieta se imitaba.
El grupo de ratas nutrido exactamente igual a los hunza, se desarrollo lentamente pero en forma consistente y prolongada, retrasándose loa terminación de su periodo de desarrollo; pelo lustroso, huesos fuertes, dentadura perfecta, que siempre es un síntoma de integridad biológica, tal como se observa en los hunza. Resistencia ante agentes infecciosos y cambios de temperatura.
En una sola generación de alimentación natural, McCarrison obtuvo
resultados de superación orgánica cuya lesión todavía el mundo no ha podido
conocer o no ha querido aprovechar. A este respecto expresó McCarrison: “Yo
pregunto a mis colegas: ¿Qué han hecho ustedes para estudiar estos sencillos
factores de la salud y que han hecho para darlos a conocer como primera
obligación de la humanidad?”.
J. I. Rodale, en su obra The Healthy Hunza, destaca la
armonía que reina en el pequeño país: la amistad entre los ciudadanos: el
bondadoso, digno y disciplinado trato de padres con hijos; la dulzura de sus
mujeres y su absoluta lealtad a sus esposos. Las separaciones son prácticamente
inexistentes, como reflejo moral de una verdadera normalidad nerviosa.
Tenemos en los hunza un ejemplo de que no estamos enseñando
simples teorías. La higiene biológica tiene el testimonio de los siglos, el
testimonio de pueblos enteros que viven saludables gracias a una instintiva
vida natural y el respaldo de comprobaciones científicas realizadas por hombres
avanzados y honrados, interesados en divulgar la verdad en lugar de explotar la
ignorancia."
BIBLIOGRAFÍA
Argüello, R, Rosendo, El Rejuvenecimiento Humano (México:
Centro Naturista de México, 1978) 150-152.
Suter, K., Vivir más sin Envejecer (Barcelona, España:
Ediciones Zeus. 1962).
Trimmer, E. J., Rejuvenecimiento (Barcelona, España: Plaza
& Janes, S. A. Editores, 1972).
Gaston, P. B., Bondil, A., Denjean, A., Keros, P., Los Cinco
Pilares de la Salud: El Método Global de la Doctora Kousmine para Mantener la
Salud y Tratar Enfermedades Crónicas (Barcelona, España: Editorial Integral,
Salud Natural, 1999). ISBN: 84-7901-434-2.
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Javier Vergara Editor, 1988). ISBN: 950-15-0873-0.
Kousmine, C., Besson, P. G., Bondil, A., Choffat, F.,
Denjean, A., Lablanchy, J. P., Moudon, L., Paillard, P., Muller, L.,
(Asociación Médica Kousmine), El Método Kousmine (Barcelona, España: Ediciones
Urano, 1999). ISBN: 84-7953-015-4.
Hermoso
ResponderEliminarsigue difundiendo
ResponderEliminarHermoso! que no se necesiten psicólogos, médicos, jueces, vehículos, etc, etc, etc, Existe el paraiso...
ResponderEliminarsi no recuerdo mal, los Hunza aprovechan el albaricoque al maximo, pues se comen la almendra del hueso, lo que explicaria la inexistencia de las enfermedades cancerigenas entre ellos.
ResponderEliminarQuiero agradecer a José Joaquín Guerra por la labor que ha llevado a cabo en recopilar y publicar esta información acerca de los Hunzas, que Dios lo bendiga y siga adelante;
ResponderEliminarHace como 20 años estuve a punto de viajar hasta el territorio de los Hunzas pues hace como 40 años que vi por primera vez un reportaje acerca del estilo de vida de los Hunzas y me llamó mucho la atención pues para ese entonces ya yo era vegetariano, creo que la dieta vegetariana, el agua pura, la vida activa, el aire puro es lo que contrubuye a la longevidad de ellos, yo he sido vegetariano por 44 años, tomo abundante agua de manantial, hago ejercicios, no fumo, no tomo alcohol, voy a cumplir 67 años y no padesco de nada, nunca tengo que tomar ningún medicamento para nada, me hago un chequeo físico cada dos años y el médico me dice si sigues como estás vas a llegar facilmente a los 100 años.
Y por supuesto sobre todo lo que practico soy Cristiano, amo a Dios y a su Santa Palabra, soy Adventista del Séptimo día, la mayoría de los Adventistas son vegetarianos y adoptan un estilo de vida saludable, según las estadísticas los Adventistas viven un promedio de 10 años más que el resto de la población del mundo. Saludos a todos, que el Señor los bendiga.
José Lombardo
Buen comentario, te felicito por su buena decisión de cambiar tu estilo de vida...
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarformidable imormacion,muy motivadora,exelente.
ResponderEliminarsolo el 5% de los adventistas son vegetarianos,y de esos muy pocos vegan.Aunque la filosofia de la iglesia sea vegan;frutiveganismo seria lo mejor con algunas oleaginosas y legumbres.Soy adv de 7mo dia. Vegan
ResponderEliminarlongchamp handbags
ResponderEliminarsupreme new york
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