¡A T E N C I Ó N! ¡QUERID@S AMIG@S DEL JARDÍN DE JUDITH! APROVECHAMOS PARA DESEAROS FELIZ PRIMAVERA Y PARA PEDIROS UN FAVORCITO: Necesitamos vuestro voto para un nuevo concurso, sobre post de salud, en el que participa nuestro blog con la entrada titulada: VISTE TU BOTIQUÍN DE AZUL VIOLETA Y CIERRA LA PUERTA A LOS VIRUS. Esta vez es más sencillo, solo hay que entrar en el enlace y votar sobre el corazoncito, luego recibiréis un correo de confirmación del voto, entráis en el enlace para confirmar y listo. ES PROBABLE QUE ESE CORREO SE VAYA A LA CARPETA DE NO DESEADO O SPAM. ¡¡Muchas gracias!!! Este es el enlace:http://blog.cierralapuertaalagripe.es/viste-tu-botiquin-de-azul-violeta-y-cierra-la-puerta-a-los-virus/ El plazo acaba el 31 de Marzo,
Lo más importante es el equilibrio entre la entrada de los alimentos y todas las sustancias que tragamos y la descarga de todos los residuos y los productos secundarios de la propia función celular y bacteriana que tenemos que expulsar. Si estamos sobrealimentados o si consumimos demasiados alimentos, dudosos respecto a su calidad nutritiva, de este modo fácilmente saturamos y trastornamos nuestra tubería interna.
¿Cómo mantener una higiene intestinal de una forma natural,
en nuestros hábitos de la vida cotidiana?
Descartar una posible infección o un proceso inflamatorio,
que requieran tratamientos con especialistas. Rituales de depuración, batidos
verdes, consumo adecuado de las verduras y las frutas, agua, suplementos
minerales alcalinizantes y probióticos.
Tenemos dos cerebros: uno en la cabeza y otro oculto en nuestras entrañas. Los neurólogos han hallado que este último también es capaz de recordar, ponerse nervioso y dominar a su colega más noble.
Hace 4.500 años, los eruditos egipcios situaban en la
parte más prosaica de nuestro organismo, con sus intestinos inquietos y
pestilentes, la sede de nuestras emociones. En el Papiro Smith, por ejemplo, ya
puede leerse que el estómago constituye la desembocadura del corazón, el órgano
“donde se localizan el pensamiento y el sentimiento”.
De este modo, cualquier
manifestación o alteración en la mente cardiaca se refleja indefectiblemente en
el aparato digestivo. En el Papiro Ebers (1550 a. de C.) se describe sin
tapujos esta relación anatómica y funcional: “Tratamiento de una gastropatía.
Si examinas a un hombre con una obstrucción en el estómago, su corazón está
atemorizado, y en cuanto come algo, la ingestión –de alimentos– se hace
dificultosa y es muy lenta”.
Durante
siglos, los galenos prestaron más atención a nuestro vientre que al cerebro,
órgano al que tradicionalmente se le otorgó el cometido menor de ventilar la
sangre. En todas las culturas antiguas y modernas se ha tenido la conciencia,
al menos popular, de que nuestras tripas son capaces de experimentar emociones.
Al recibir una buena noticia, un cosquilleo placentero invade la barriga, como
si en su interior revolotearan miles de mariposas. Por el contrario, las
situaciones de tensión, miedo o aflicción hacen que el estómago se encoja y
sintamos como si un roedor escarbase en nuestras entrañas. La repulsión hacia
algo o alguien puede llegar a producir náuseas e incluso provocar el vómito. Este
mar de sensaciones estomacales empieza ahora a encontrar una explicación dentro
de los límites de la ciencia.
Fruto de décadas de trabajo, los
científicos están en condición de afirmar que, por inaudito que pueda parecer,
en el tracto gastrointestinal se aloja un segundo cerebro muy similar al que
tenemos en la cabeza. Efectivamente, el tubo digestivo está literalmente
tapizado por más de 100 millones de células nerviosas, casi exactamente igual
que la cifra existente en toda la médula espinal, estructura que junto al
encéfalo –cerebro, cerebelo y tronco encefálico– forma el denominado sistema
nervioso central (SNC). Desde el punto de vista estructural, los neurólogos
dividían el sistema nervioso en dos componentes: el central y el periférico
(SNP). Este último incluye las neuronas sensitivas, que conectan el SNC con los
receptores sensitivos; y las neuronas motoras, que ponen en comunicación el
sistema central con los músculos y las glándulas.
En esta mujer de cristal que se
exhibe en el Museo Alemán de la Higiene, en Dresde, se aprecia el parecido
visual entre nuestros dos cerebros, el que habita en la cabeza y el intestinal.
En realidad se trata de una metáfora de las similitudes existentes a nivel
bioquímico y celular.
Las neuronas de la tripa no sólo
controlan la digestión
A su vez, los elementos nerviosos
dedicados a las funciones motoras se categorizan en una división somática, que
inerva los músculos esqueléticos, y una división autónoma, que une los llamados
músculos lisos, el músculo cardiaco y las glándulas. Hasta hace poco, los
expertos incluían el cerebro de la panza dentro del SNP. “Pensábamos que el
aparato gastrointestinal era un tubo hueco con reflejos simples. A nadie se le
ocurrió contar las fibras nerviosas que lo recorren”, confiesa David Wingate,
profesor de la Universidad de Londres.
Según explica la Dra. Otilia Quireza, este segundo cerebro se conoce como Sistema nervioso
entérico, y es en realidad una unidad
anatómica única que abarca desde el esófago hasta el ano.
Al igual que el recluido en las
paredes craneales, el cerebro entérico produce sustancias psicoactivas que
influyen en el estado anímico, como los neurotransmisores serotonina y
dopamina, así como diferentes opiáceos que modulan el dolor. Además, sintetiza
benzodiazepinas, compuestos químicos que tienen el mismo efecto tranquilizante
que el Valium.
Este cerebro abdominal tendría así 2 misiones fundamentales:
-Supervisar todo el proceso de la digestión, desde los
movimientos peristálticos, la secreción de jugos digestivos para digerir los
alimentos, la absorción y transporte de nutrientes y la eliminación de los
productos de desecho.
-Colabora con el sistema inmune en la defensa del organismo.
Contemplando esta unidad anatómica desde la Medicina
Psicosomática, en la primera parte, en el esófago, el paciente puede
manifestar deglución dolorosa y podemos pensar ¿qué es lo que no puede tragar
en su vida actual? Cuando uno no quiere tragar, ni asimilar una situación,
ésta la disimula tragando aire lo que terminará acumulando gases que causarán molestias.
Ya en el estómago, los alimentos deben ser digeridos, pero
también aquí se van a digerir los sentimientos. Si el paciente no exterioriza
la agresividad, esta se quedará dentro y si la expresa en exceso se sentirá
culpable y lo rumiará, pero de ninguna de los formas solucionará su problema.
Las personas que padecen de estómago suelen ser personas que rehúyen de las
situaciones conflictivas.
El cerebro es el encargado de digerir las emociones,
mientras que el intestino digiere los alimentos. Cuando el paciente presenta
problemas en su intestino delgado nos podemos plantear sino estará analizando
demasiado las cosas. Para la Medicina Psicosomática, el intestino delgado es un
indicador de las angustias vitales de la persona, y pueden manifestarse en
forma de diarrea, que representa el
miedo de soltar. Por otra parte, cuando el que está afectado es el intestino
grueso, el síntoma más frecuente va a ser el estreñimiento, que viene a
representar la resistencia de dar o el afán
de retener. Y no sólo en el sentido material del dar sino también
respecto a las emociones, el miedo a exteriorizarlas.
Otro dato importante es que el 90% de la serotonina, la hormona del bienestar, la
producimos en el intestino.
La doctora Irina Matveik, especialista en Endocrinología y Nutrición Clínica por la Universidad Estatal de Medicina de Bielorrusia, nos muestra una serie de pautas a tener en cuenta para lograr que nuestro segundo cerebro funcione mejor y en consecuencia sea mayor nuestro bienestar:
¿Cómo
estimular el “cerebro intestinal” a nuestro favor?
El cerebro intestinal libera sus sustancias químicas como,
por ejemplo, la serotonina (la famosa hormona de la felicidad y el bienestar)
como respuesta a una alimentación y digestión sanas. Hay que saber que la
serotonina no se produce sólo en el cerebro sino que, por el contrario, la
mayor parte de ella (el 90%) se libera en el intestino. Si nos
alimentamos bien, variado y con un aporte proporcional de todos los nutrientes;
si tenemos unos hábitos sanos a la hora de comer (sin prisa, masticar bien y no
distraernos) el sistema digestivo nos responde y nos lo agradece con una
sensación de bienestar, dándonos un buen suministro de energía, vitalidad y
optimismo.
Por otra parte, las neuronas digestivas también se estimulan
con las técnicas de respiración abdominal, estiramientos, masajes suaves de la
tripa, y con calor suave y relajante, aplicado a la zona del vientre.
¿En
qué medida es importante una adecuada
higiene abdominal, para que pueda hacer bien sus funciones?
Lo más importante es el equilibrio entre la entrada de los alimentos y todas las sustancias que tragamos y la descarga de todos los residuos y los productos secundarios de la propia función celular y bacteriana que tenemos que expulsar. Si estamos sobrealimentados o si consumimos demasiados alimentos, dudosos respecto a su calidad nutritiva, de este modo fácilmente saturamos y trastornamos nuestra tubería interna.
Si por alguna
razón patológica o funcional la digestión y/o el tránsito intestinal es lento y
no de forma completa, entonces formamos acúmulos de los residuos en nuestro
interior y podemos llegar a una sobrecarga tóxica o la autointoxicación; esta
última se manifiesta de múltiples formas, tiene diferentes caras y síntomas.
Por supuesto, la limpieza es importante, practicar una depuración interior es
una “garantía” para evitar elevar los riesgos del desarrollo de muchas
enfermedades y una oportunidad para tu cuerpo para incrementar el rendimiento,
la energía y tener un mayor aporte nutricional.
Con una correcta higiene digestiva: respetar las señales que
nos manda el cuerpo, no suprimir las necesidades naturales de ir al baño ni
tener prisa haciéndolo. Crear un ritual e intentar repetirlo todos los días,
alrededor de las mismas horas, con calma y tiempo suficiente para poder vaciar
bien el vientre y sentirse ligero y limpio por dentro. Insistir, repetir y
seguir entrenando tu cuerpo para que responda a tu ritual y crear un firme
reflejo condicionado.
Además, hay que beber 2 litros de líquidos al día,
ingerir por lo menos 400 g de verdura variada cada día, no olvidarnos de las
legumbres (2-3 veces por semana, al menos 200 g en cada toma), consumir productos
fermentados (kefir, chucrut), tres tomas de fruta al día, frutos secos
variados, por lo menos 30 g al día. Y si no puedes cumplir con estas cantidades
diarias recomendadas, quizás te conviene tomar unos suplementos naturales de
fibra.
Conviene de vez en cuando (un día al mes o por semana)
acelerar tu propio transito intestinal tomando mucho zumo de ciruelas, kiwis o
kefir o/y suplementos de magnesio, y con eso te puedes asegurar una limpieza
mas profunda.
¿Cómo comer?
Saboreando y apreciando el proceso; sin prisa, masticar,
analizar los gustos y las texturas de los alimentos, no comer “mientras tanto”
(mientras que hacemos esto o lo otro), no distraer nuestra atención con otras
actividades simultáneas, como ver la tele o leer la prensa.
¿Cómo moverse? Cómo debería ser una actividad física
adecuada?
Con regularidad. Lo más que le gusta a nuestro cuerpo es la
previsibilidad y la regularidad. Con una actividad física rítmica y repetitiva,
el cuerpo te lo va a agradecer y te proporcionará un magnifico bienestar. No
tienen tanto valor ni son saludables las actividades físicas esporádicas y
bruscas como sí lo tienen un ejercicio regularizado e incorporado firmemente a
tu rutina. Los movimientos y estiramientos, aunque sean muy sencillos y cortos
en el tiempo (al principio, hasta que entras en la rutina y el gusto por ellos
y les dediques más tiempo), si se realizan todos los días y a horas asignadas,
te activarán todos los sistemas vitales y te asegurarán un bienestar a corto y
largo plazo.
¿Cómo saber si nuestro sistema digestivo está en buena
forma?
Hay que saber escucharlo: los síntomas como la acidez, el
ardor, el reflujo, la pesadez, el hinchazón, el dolor, demasiados gases, la
irregularidad del tránsito intestinal, nauseas, etc., son sus formas de
expresarse, es el lenguaje digestivo, el aviso de que algo anda mal. Entonces
hay que hacerle caso y observar con atención y paciencia tu sistema digestivo:
por qué y cuándo te aparecen aquellas molestia (con qué tipo de comida o en qué
situación) e intentar corregirlo.
Lo que sucede frecuentemente es que la gente
se acostumbra a vivir con hinchazón o diarreas (o todo lo contrario) o piensan
que es algo normal o vergonzoso, o que su digestión es así de delicada, sin
buscar las respuestas ni intentar corregir la calidad de su función digestiva.
¿Cómo puede afectar un entorno excesivamente ácido en el
sistema digestivo?
El cuerpo sano suele equilibrar y controlar el pH (que es el
parámetro de la acidez) de sus tejidos y de su medio ambiente. La acidificación
excesiva, en el estomago por ejemplo, puede ser causada por
bacterias/infecciones, por procesos inflamatorios o por abuso de las comidas
“acidificantes” como los hidratos de carbono y los dulces, por ejemplo, o las
bebidas gaseosas. La acidificación del contenido del intestino grueso puede ser
causada por un desequilibrio de la microflora intestinal, un sobrecrecimiento
de las bacterias y/o hongos agresivos y por una mala alimentación. De nuevo, la
clave está en la alimentación y en la propia observación.
¿Cómo reequilibrarlo?
En resumen, los síntomas intestinales pueden reflejar la personalidad y los conflictos psíquicos. Lo que es bueno para un cerebro, lo es también para el intestino, o mejor dicho, para el cerebro abdominal. Y también a la inversa: si cuidamos nuestros intestinos nuestra salud emocional lo notará y nuestro organismo en general nos lo agradecerá.
Como dice el Dr. Jean Seignalet “la limpieza intestinal sería para el cerebro del bajo vientre algo así como una cura de sueño para el sistema nervioso central”.
Gracias por tan excelente información.
ResponderEliminarMuy interesante,gracias
ResponderEliminarMaravillosa información... Gracias !
ResponderEliminardefinitivamente esto es mas de lo que uno se imagina. PARA PERCIR
ResponderEliminarBIRLO CON EL ESPIRITU
Muy buena informacion
ResponderEliminarMuy interesante!
ResponderEliminarMuy util toda esta informacion....muchisimas gracias por haberla compartido
ResponderEliminarGracias por la información, padezco de S.I.I. y toda esta investigación me es de mucha ayuda. Zonia H.
ResponderEliminarbravo suuuuperinteresante GRACIAS
ResponderEliminar¡Gracias por sus aportaciones!
ResponderEliminarGracias! me vino al pelo!
ResponderEliminarMuchas gracias, pues la verdad es que la vida tan trepidante que vivimos nos hace perder la conciencia de la simbiosis tan importante que existe entre el cuerpo y la mente, por lo que viene muy bien parar el ritmo para cambiar algunos hábitos. Un abrazo.
ResponderEliminarMUY INTERESANTE EL TEMA Y EL APORTE ES ESPECTACULAR
ResponderEliminarInteresantísimo !!! Ha llegado a mi en el momento preciso !!! Estoy pasando por un período muy delicado con mi " HIATO "- Gracias mil !!
ResponderEliminarEXCELENTE......... SOMOS MUCHOS LOS QUE SUFRIMOS DEL INTESTINO, COMO PUEDO COMPARTIR ESTA INFORMACION EN PAGINA DE FACEBOOK?
ResponderEliminarY qué relación tiene todo esto con la práctica frecuente del sexo anal? No me digan que nada!
ResponderEliminarmis padres vivieron en una aldea pequeña de Rusia--y me contaban que era mucho esperar que viviera un personero de la salud-- y cuando entraba a casa lo primero que decía desde la puerta¿cagaste ya hoy?"
ResponderEliminarperdones---debe decir---" que viniera" no que viviera--perdón por el apuro--no revisé
ResponderEliminarel sindrome de intestino irritable es muy fastidiosa y puede llegar a ser muy perjudicial, por eso mi medico me recomienda siempre hacer una limpieza de colon por lo menos una vez al año y ademas unas recetas muy nutritivas que estan aqui http://limpiezadecolon20.com/ para que se me calme un poco el malestar en los intestinos es muy fastidioso, tu informacion ha sido muy valiosa, gracias
ResponderEliminarExcelente información, permítanos contribuir con un comentario relacionado con el TERCER CEREBRO (Sistema gastro intestinal): Debe ser uno (I) porque se comunican entre sí. 1) Debemos obedecer la palabra de Dios "Leyes de la vida". 2) Influencia de la mente sobre el cuerpo y viceversa.3) Intestino pacífico, produce pensamientos pacíficos. 4) Debemos tener buena comunicación entre cerebro e intestino. 5) Las personas que sufren trastornos gástricos desarrollan síntomas psiquiátricos. La bendición y la paz de Dios y Nuestro Señor Jesucristo sea con todos.
ResponderEliminarAmigos estoy desesperado, a mi me arde y se me inflama mi colon, he pensado comprar una planta para prevenir el cáncer de colon llamada lechero africano, tengo desequilibrado mi sistema inmunológico, de repente siento dolor y a veces siento hormigueos, siento como se me duermen los nervios del cerebro conectados con mis intestinos y un ataque de pánico horrible, que puedo hacer mi email takeovercontrol5@hotmail.com
ResponderEliminarmaravillosas enseñanzas que nos permiten conservar la salud Dios los bendiga.
ResponderEliminarmaravillosas enseñanzas que nos permiten conservar la salud Dios los bendiga.
ResponderEliminar