Hay constancia del empleo de la arcilla desde hace milenios,
en todas las épocas y continentes, para curar todo tipo de enfermedades,
heridas, afecciones de la piel y problemas inflamatorios.
Los hombres probablemente imitaron a los animales, que
buscan en el barro arcilloso el remedio a sus males.
Si bien dejó de utilizarse de manera habitual en el siglo
XIX, con la incorporación a la vida cotidiana de los progresos de la química,
ya desde la Edad Media fue perdiéndose en Occidente el prestigio terapéutico de
la arcilla, menospreciada por la Iglesia.
El abate Kneipp restablece su fama junto con otros pioneros
del uso de la arcilla en el siglo XIX como Louis Kühne y Adolf Just, o Julius
Stumpf a principios del XX: "Todos fueron víctimas de las persecuciones
desatadas por los representantes de la ortodoxia médica, cuando el simple hecho
de mencionar la arcilla se prestaba a bromas", sostiene la doctora
Marie-France Muller .
Las diferentes arcillas están compuestas por silicato de
alúmina hidratado en el que se mezclan elementos minerales que producen las
diferentes coloraciones, forma de oligometaloterapia a la que la arcilla debe
algunas propiedades.
Una buena arcilla debe ser pura y seleccionada por su
capacidad de absorción, su extracción reciente y secada al sol, no en un horno
pues las temperaturas fuertes disminuyen sus poderes regeneradores.
¿QUÉ APORTA LA ARCILLA?
En su artículo: Salud y belleza con arcillas, fangos y
algas, Tikal, Barcelona, 2000, Nuria Langreo sostiene que la arcilla es uno de los mejores
aliados y protectores de la salud.
Poderoso desintoxicante que limpia el organismo de toxinas
perjudiciales, a la vez remineraliza por los oligoelementos que contiene.
Previene, cura, tonifica y calma, descongestiona, alivia,
cicatriza, purifica, absorbe y desinfecta.
Excelente depurador y regenerador de la piel, de las
estructuras óseas y de los órganos internos, la arcilla se opone a los procesos
patológicos que llevan a los tejidos del cuerpo al endurecimiento y la
esclerosis; bebida o utilizada externamente ayuda a frenar el envejecimiento:
"El selenio y el litio, oligoelementos presentes en la arcilla, ayudan a
ralentizar el envejecimiento", afirma.
Todas las arcillas contienen en su bioquímica los minerales
y oligoelementos indispensables a todo ser vivo, desempeñando importantes
funciones en el cuerpo.
Siguiendo a Núria Langreo, la arcilla aporta sílice (agente
remineralizador y antitóxico, importante en los terrenos óseo, vascular,
nervioso y respiratorio, actúa sobre las fibras elásticas y en la regeneración
de los tendones y la piel),
magnesio (fundamental para el crecimiento de los
huesos, permite la correcta asimilación del calcio, drena el hígado, es estimulador
biliar, antiséptico y antioxidante, activa la regeneración celular y calma y
reequilibra psíquicamente),
calcio (importante en la formación y conservación
de los huesos, los dientes y los tendones, imprescindible en la coagulación
sanguínea y en la regulación del sistema nervioso),
sodio (con potasio y cloro,
regula el equilibrio de líquidos en el organismo), potasio (complementa la
función del sodio),
manganeso (forma parte de gran número de enzimas y provoca la acción de otras en los procesos antioxidantes y de producción de energía),
hierro (produce glóbulos rojos en la sangre, favorece la circulación y
oxigenación del organismo e interviene en la generación de energía)
y zinc
(necesario para el sistema inmunológico, es imprescindible para el crecimiento,
la formación de tejidos y la maduración sexual masculina).
Para Núria Langreo, la afinidad existente entre una persona
y la arcilla se explica por la presencia en la tierra de sales minerales y
oligoelementos iguales a los que se hallan en nuestro organismo: "Por
tanto, no es de extrañar que cuando ingerimos arcilla, masticada o bebida, nos
nutrimos y nos regeneramos con unos componentes muy familiares. Esto es fácil
de comprobar cuando recibimos un análisis médico de sangre y orina que nos detalla
las cantidades de calcio, hierro, magnesio, sílice, etc.".
Núria señala que la toma regular de una cucharadita de
arcilla disuelta en un vaso de agua en ayunas contribuye a mantener los niveles
necesarios de minerales en el organismo, previniendo cualquier carencia:
"La arcilla trabaja allí donde hay disfunción, siendo un catalizador
extraordinario en la fijación de aquellas sustancias que el cuerpo no supo
retener (falta de hierro, vitaminas, calcio, ...). Aparte de su acción
reguladora, purificadora y drenante, la arcilla enriquece la sangre, aumentando
la cantidad de glóbulos rojos en caso de anemia, y la liberación de toxinas y
adherencias nocivas en las paredes arteriales".
Ejerce, además, una influencia beneficiosa sobre las
diversas glándulas endocrinas (tiroideas, suprarrenales, sexuales), a las que
estimula o modera según los casos.
Beneficiosa para todas las edades, la arcilla favorece el
crecimiento de los niños y estimula sus defensas, mantiene el estado de buena
salud de los adultos y es un excelente tónico del sistema nervioso, regula los
órganos del cuerpo (riñones, hígado, pulmones) y frena el deterioro físico de
los ancianos y sostiene con sus oligoelementos el sistema inmunitario.
Es una terapia no agresiva para el organismo humano, que
raramente presenta efectos secundarios nocivos y que, si se presentan, son
reversibles.
Consejos prácticos
La cura de arcilla está indicada para todas las edades y
estados de salud, con las debidas precauciones y previa consulta al
especialista si hay una enfermedad grave o tendencia al estreñimiento.
Dicha cura debe seguirse según Núria Langreo como mínimo una
vez al día durante 3 semanas, en las que pueden aparecer síntomas de
desintoxicación como olor y color más intenso de las heces o una depuración de
la piel con la aparición de granitos o zonas más húmedas o grasas.
En casos de urgencia como acidez de estómago, afecciones
intestinales o malestar general, la preparación de la arcilla puede hacerse al
instante, removiendo la arcilla un par de veces en el agua y dejándola reposar
5 minutos antes de beberla. Se toma varias veces diarias hasta restablecer la
normalidad, en unos días.
Debe utilizarse un vaso de cristal grueso, ya que la fuerza
energética de la arcilla puede hacerlo estallar si es de paredes muy delgadas.
Para tratar amigdalitis, aftas o llagas en la boca, flemones
y problemas de encías como gingivitis y piorrea, pueden hacerse gargarismos y
enjuagues con la mezcla de una cucharada sopera de arcilla y una cucharadita de
sal marina añadida a medio litro de agua caliente sin hervir.
La arcilla puede utilizarse también en forma de enemas:
"Además de limpiar de toxinas el cuerpo, esta acción higiénica nos permite
mantener en sano equilibrio nuestra flora intestinal y regular las
deposiciones", en palabras de Núria Langreo,
y para efectuar irrigación o
lavado vaginal: "Esta aplicación tan sencilla asegura una buena higiene
del aparato reproductor femenino, desapareciendo la pesadez o malestar que
producen las constantes inflamaciones en el bajo vientre en muchas mujeres. Es
ideal para combatir micosis, vaginitis, cervititis, metritis, etc.".
Las personas con tendencia al estreñimiento que toman
habitualmente aceites minerales (parafina) como laxantes, no deben tomar
arcilla por vía interna ya que hay riesgo de que se produzca una oclusión
intestinal.
Núria Langreo desarrolla una a una, en su guía de
tratamientos de enfermedades y dolencias, las posibilidades de la cura de
arcilla en combinación con infusiones de plantas y aceites esenciales.
Así, en uso interno y casi siempre a la vez externo, ante
abscesos y acné, bronquitis, cansancio, astenia y convalecencia, problemas de
circulación sanguínea, parásitos intestinales y colitis, dermatosis y problemas
leves de la piel, diarrea, eccemas, embarazo, estados depresivos,
gastroenteritis, úlceras y trastornos digestivos, estreñimiento, gota o ácido
úrico, fiebre, hemorroides y herpes, hipotensión, intoxicación alimentaria,
migraña y dolor de cabeza de origen digestivo o hepático-biliar, nefritis o
inflamación de los riñones, regulación del organismo ante diversos olores
corporales, inflamación de la próstata, psoriasis, quistes de ovario y
fibromas, sudor excesivo y problemas de tiroides y de la vesícula biliar.
TIPOS DE ARCILLA
Arcilla verde
La mejor es la montmorillonita o bentonita, que también
puede ser de color pardo o gris, muy rica en magnesio, además contiene silicio,
potasio, sosa, cal y fosfatos, y óxidos de hierro, aluminio, manganeso,
magnesio y titanio. Es la que más se utiliza, sirve para suavizar la piel eliminando las toxinas de la superficie cutánea y es un ideal para tratamientos de acné.
Excepcional capacidad de absorción y pureza.
Es desintoxicante, remineralizante y absorbente, se utiliza
para drenar y remineralizar, por vía externa en cataplasmas espesos o por vía
interna para eliminar toxinas y depurar el organismo, en cuyo caso, se recomienda adquirirla en formato de polvo para favorecer mejor su asimilación.
En forma de leche de arcilla por su fuerte poder cubriente,
su acción antibacteriana, antiinflamatoria y cicatrizante, se prefiere como
protectora de la mucosa gástrica e intestinal pues acelera la cicatrización.
Disuelve las fermentaciones y absorbe las toxinas, lo que la
hace muy beneficiosa ante la hinchazón del vientre y la intoxicación
alimentaria.
Por su efecto de arrastre ayuda a combatir el estreñimiento,
y regula el ph.
En uso externo puede aplicarse en forma de cataplasmas,
emplastos y mascarillas, es excelente como enjuague bucal y, como polvos,
semejantes al talco para los bebés.
Arcilla roja
El color rojo se debe a un mayor contenido de óxidos e
hidróxidos de hierro, por su contenido en silicato de aluminio actúa como
antiácido de acción local astringente, contrarrestada por el silicato de
magnesio purgante que neutraliza la acidez gástrica, pudiendo eliminar pepsina,
toxinas bacterianas, productos de putrefacción y tóxicos alimenticios.
La atapulgita, variedad también blanca o verde, es muy
utilizada por su fuerte poder absorbente en curas gástricas, úlcera de
estómago, colitis y gastritis.
Arcilla negra
La arcilla Negra, también conocida como “oro negro” se usa en tratamientos estéticos avanzados para combatir el envejecimiento y tratar los problemas epidérmicos provocados por la reproducción celular acelerada tales como la psoriasis o dermatitis. La mejor de esta clase es la del mar muerto, pero es más cara y menos accesible.
Cataplasmas para uso
externo
Es la manera más inmediata y fácil de utilizar la arcilla,
sin peligro o riesgo alguno.
Como soporte de la cataplasma debe usarse un tejido natural
como algodón o lino, pues los tejidos sintéticos reducen la efectividad de la
arcilla.
Para preparar la cataplasma, en un cuenco se vierte la
arcilla machacada y se alisa la superficie, se cubre con agua lo más pura
posible y se deja reposar sin remover.
La cataplasma debe ser de consistencia firme para que no chorree,
pero tampoco demasiado espesa.
Se pone la pasta arcillosa sobre una tela gruesa, que tiene
que ser mucho más grande que la cataplasma.
La cataplasma a su vez debe cubrir una superficie mayor que
la que se pretende tratar con la arcilla, y con una espátula de madera por
ejemplo se reparte la arcilla en un espesor de 2 o 3 centímetros sin amontonar.
Se coloca la cataplasma de manera que la arcilla quede en
contacto directo con la piel, excepto si hay vello o una llaga, en cuyo caso
puede colocarse una gasa fina entre la arcilla y la piel.
La cataplasma debe ser ancha y cubrir bien toda la
superficie a tratar, y puede quedar aplicada desde unos minutos a varias horas
e incluso toda la noche, según los casos.
Después, una vez que se ha secado, se retira con cuidado, se
limpia la piel con agua tibia y se tira la arcilla pues estará contaminada con
toxinas.
La temperatura de la arcilla debe adaptarse a la
sensibilidad de cada persona y circunstancias.
En cambio, la cataplasma tibia debe calentar cuando se
aplica para tonificar o revitalizar de manera general o un órgano en
particular, en caso de reconstitución ósea por fractura o descalcificación, o
sobre el hígado, los riñones o la vejiga sobre todo en caso de cistitis.
Para calentar la arcilla, es suficiente que se entibie al
sol o cerca de un radiador.
Si no resulta suficiente, como la arcilla no debe entrar en
contacto con una fuente de calor que la desnaturalizaría, mucho menos aún puede
introducirse en el microondas, el mejor método es calentarla baño maría.
La duración y el número de aplicaciones deben adaptarse a
cada caso en concreto y a las reacciones de cada persona.
Por otra parte , el naturópata francés Raymond Dextreit afirma que la arcilla es una sustancia viva que actúa con discernimiento y frena la proliferación de cuerpos parasitarios, microbios o bacterias patógenas, a la vez que favorece la reconstitución celular sana.
La arcilla actúa en el foco de la enfermedad y efectúa una limpieza completa y la evacuación de elementos indeseables como pus.
Por su poder de absorción neutraliza y drena las impurezas de los tejidos, retiene todo tipo de líquidos y absorbe los malos olores y decolora.
Su poder de adsorción, en cambio, permite la fijación y neutralización de toxinas y alcaloides: la arcilla capta para evacuar los elementos indeseables del cuerpo o los productos de desasimilación, impurezas que están en estado de suspensión en los líquidos corporales como sangre, linfa y bilis, que son drenados y eliminados.
La arcilla posee un poder regenerador a la vez que absorbe las radiaciones negativas.
Según Dextreit la arcilla estimula la radiactividad de los cuerpos sobre los que se aplica si ésta es deficitaria, o en caso de superabundancia absorbe su exceso, es decir, tiene un efecto regulador.
Para Marie-France Muller , la arcilla podría desempeñar un papel protector en un organismo debilitado por las radiaciones ionizantes, muy importantes en la actualidad, cuando pasamos varias horas delante del ordenador y el televisor.
La arcilla impide la proliferación bacteriana y microbiana, reforzando las defensas del organismo hasta producir una revitalización general que a veces puede estar acompañada de excitación nerviosa: lo que está latente se pone de manifiesto según Michel Abehsera , para quien los remedios naturales conducen siempre a la exteriorización de los síntomas.
La arcilla, además, reduce considerablemente la toxicidad de las substancias dañinas y neutraliza los venenos.
Para Abehsera el poder activo de la arcilla sólo puede explicarse porque es un poderoso agente de estimulación, transformación y transmisión de energía.
Todas las partículas de arcilla retienen una considerable cantidad de energía del potente campo magnético de la tierra: "Esta acción radiactiva transmite una extraordinaria fuerza al organismo y contribuye a la reconstrucción del potencial vital a través de la liberación de energías latentes. El organismo tiene grandes recursos energéticos que normalmente permanecen dormidos: la arcilla los despierta".
La arcilla es un remedio muy beneficioso que puede producir
reacciones en el órgano tratado, por lo que es razonable no abusar de las
aplicaciones, que podrían incidir en un organismo ya debilitado.
Para revitalizar un órgano (estómago, hígado, riñones,
páncreas, bazo) la aplicación, que puede durar toda la noche, se interrumpe
antes de que se enfríe demasiado.
Para descongestionar un órgano, paliar un estado agudo
inflamatorio o infeccioso, la cataplasma se retira cuando se calienta demasiado
o cuando llegue a producir molestias.
No deben aplicarse cataplasmas de arcilla en dos órganos
importantes a la vez, para no hacer trabajar excesivamente al organismo ni
originar reacciones demasiado fuertes.
En los tratamientos de superficie de las vértebras, las
articulaciones y la piel, para la reconstitución ósea en los casos de fractura,
osteoporosis, descalcificación o raquitismo, la aplicación dura toda la noche
excepto si se pretende generar una sensación de frío.
Ante una llaga, lesión inflamatoria, absceso o forúnculo, la
cataplasma se renueva según la rapidez del calentamiento, y por la noche puede
reemplazarse por una compresa de agua arcillosa.
Al retirar la cataplasma ha de estar casi seca y dejar pocos
restos de arcilla en la piel, si se pega debe correr agua tibia entre la
arcilla y la piel, retirando las partículas residuales con agua sin jabón.
Después de usada se tira la arcilla y se lavan bien las
telas y vendas con las que ha estado en contacto, que pueden volver a
utilizarse una vez limpias y secas.
Marie-France Muller aconseja no interrumpir, ni siquiera
provisionalmente, un tratamiento ya empezado: "Antes de emprender este
tipo de tratamiento asegúrese de que podrá seguirlo hasta el final, es decir,
hasta la curación total. La arcilla limpia todo el organismo y produce
reacciones en cadena que sería perjudicial interrumpir bruscamente, porque
podría producirse una acentuación local de los signos".
Arcilla y sal marina
gris
Puede incrementarse la acción de la arcilla si se prepara
con agua salada con sal marina gris no refinada, rica en oligoelementos, yodo y
magnesio natural.
Para tratar abscesos, forúnculos y tumores, Raymond Dextreit
recomienda una aplicación que se prepara derritiendo dos cucharaditas de café
de sal marina en un poco de agua muy caliente, que se remueve con una cuchara
de madera. Se agrega arcilla en polvo para hacer un ungüento que se extiende
sobre una tela, cataplasma que se aplica bien caliente sobre la zona a tratar,
se mantiene todo el día y por la noche se aplica otra, que se conserva hasta el
día siguiente. Debe renovarse hasta que aparezca pus, lo que indica que se está
llevando a cabo el drenaje: "Hasta la curación total, aplique sólo
cataplasmas frías", indica.
Al comienzo puede parecer que el tratamiento agrava el mal,
cuando no se trata más que de una acción de drenaje de la parte tratada,
evidencia de la acción beneficiosa de la arcilla.
Es posible que un absceso o una úlcera se agrande y se abra
dejando escapar pus y sangre, antes de cicatrizar y desaparecer.
Igual sucede con un órgano profundo: primero se eliminan las
toxinas de las zonas cercanas en una aparente agravación que a veces puede ser
perjudicial si se extiende.
Para evitar cualquier reacción negativa la doctora Muller
aconseja que 15 minutos antes de empezar a aplicar las cataplasmas se drene el
organismo mediante una cura de limón, frutas, alimentación vegetariana, arcilla
por vía oral e incluso aplicando laxantes.
Aumentar de manera progresiva, y según se tolere, el espesor
y la extensión de las
cataplasmas, desde 0,5 cm. en una superficie reducida hasta
3 cm. en una superficie de 30 cm. de lado; y no interrumpir el tratamiento
empezado antes de que el drenaje sea suficiente.
Compresa, lavado
vaginal y empolvado del bebé
Si al comenzar el tratamiento se teme una reacción
secundaria a las cataplasmas, o si hay lesiones infectadas, puede aplicarse una
compresa de barro.
La compresa se aplica en la zona a tratar y se cubre con una
tela seca, que se sostiene con una tira de tela ligera, por lo general entre 30
y 60 minutos, exceptuada la noche en la que puede dejarse varias horas.
El lavado y la ducha vaginal son muy útiles en los casos de
colitis, lombrices intestinales, micosis vaginal e inflamaciones locales como
vaginitis, cervicitis o metritis. Se disuelven 4 cucharadas soperas de arcilla
en polvo por cada litro de agua.
Para el empolvado de los bebés se recomienda la arcilla
fina, más eficaz que el talco para espolvorear los rasguños de los recién
nacidos y los niños.
Para concluír con palabras de la doctora Muller: "La
acción desinfectante de la arcilla unida a su capacidad de regeneración rápida
de los tejidos la hace irremplazable, incluso en los tratamientos de
ulceraciones de todo tipo como el eccema, la psoriasis, etc.".
Efecto de la ingesta
de arcilla
"Cualquier posible similitud entre la arcilla y los
medicamentos químicos será sólo aparente, pues existe una diferencia básica
entre la acción antiséptica de la arcilla y la de las sustancias químicas. Todo
producto químico es materia muerta que actúa ciegamente y destruye todas las
bacterias de manera indiscriminada, las buenas y las malas, las sanas y las
enfermas, las beneficiosas y las dañinas. Es posible que de ese modo se consiga
exterminar los gérmenes peligrosos pero no se respeta a los elementos que
favorecen la reconstrucción de células y tejidos, ... Un hecho evidente es que
la arcilla usada internamente, en absorción oral, anal o vaginal, actúa con
enorme sabiduría, se dirige siempre a la zona dañada o enferma, donde se aloja
quizá durante varios días y finalmente se evacúa, arrastrando consigo el pus,
la sangre podrida, etc." Raymond Dextreit , Nuevo tratado de medicina
natural (Nuestra tierra, nuestra cura), Edaf, Madrid, 2001.
Tomada por vía oral,
la arcilla provoca un efecto multilateral.
Su intensa actividad elimina y destruye las células enfermas
y activa la reconstrucción de otras sanas, actúa como agente depurador que
elimina toda clase de sustancias nocivas.
Tiene efecto sedante, relajante y curativo en el tratamiento
de las inflamaciones intestinales, amébicas y otras disenterías.
Pero más allá de la acción directa e inmediata de la arcilla
sobre el aparato digestivo, que contribuye a eliminar numerosos cuerpos
extraños incluidos los gases, su actividad no sólo cura trastornos leves como
diarrea y estreñimiento, sino que influye sobre todos los órganos y sobre la
totalidad del organismo.
Todo elemento enfermo que emite radiaciones negativas es
atraído por la arcilla, destacado polo positivo, y eliminado.
La arcilla limpia y enriquece la sangre y puede curar la
anemia más resistente.
Es muy rica en enzimas y diastasas, de las cuales las
oxidasas fijan el oxígeno libre, lo que ayuda a explicar el efecto purificante
y enriquecedor de la arcilla sobre la sangre.
El análisis de su composición no explica en cambio su acción
reconstituyente sobre los glóbulos rojos, cuyo número aumenta al cabo de un mes
de ingerir arcilla como demuestra un análisis de sangre.
No se limita a suplir la insuficiencia de cualquier
sustancia en el organismo sino que estimula al órgano insuficiente y contribuye
a restaurar sus funciones.
La arcilla no puede ser la única fuente de energía de los
fenómenos que provoca, su eficacia se deriva de una presencia dinámica mucho
más significativa que el simple estudio de las sustancias de que se compone, se
trata más de un catalizador que de un agente, lo que según Dextreit se debe a
que la arcilla está viva, es tierra viva que ayuda al organismo a fijar y
asimilar los elementos de los que carece.
MODO DE USO
.Debe utilizarse con prudencia, sobre todo en uso interno.
La dosis media es de
una cucharadita diaria para los adultos, que puede aumentarse hasta 2 o 3 al
día en algunas infecciones intestinales, tuberculosis o disentería.
Para los niños menores de 10 años la dosis es de media
cucharadita diaria.
Debe prepararse varias horas o una noche por adelantado,
vertiendo una cucharadita de arcilla en medio vaso de agua, y beberse por la
mañana inmediatamente después de levantarse o por la noche al acostarse.
Dextreit establece en 3 semanas la duración del primer
tratamiento con arcilla. Tras una semana de descanso se reanuda el tratamiento,
que continúa durante los meses siguientes al ritmo de una semana de tratamiento
y otra de descanso alternativamente.
La arcilla se modifica a sí misma y sus efectos varían según
el método de preparación y según la forma de beberla o aplicarla.
Tiene una acción de efecto directo rápido y normal sobre los
intestinos, y así, tomada antes del desayuno se observa una tendencia a la
obstrucción de los intestinos mientras que si se toma por la noche se observan
resultados muy distintos.
Para calmar los dolores de estómago después de comer se debe
tomar la arcilla inmediatamente antes de las comidas.
Precauciones y
reacciones
Aunque la arcilla suele ser inocua por vía interna, tiene alguna contraindicación en los casos de hipertensión arterial, oclusiones y hernias internas.
IMPORTANTE: Si está tomando aceite de parafina (este aceite puede endurecer la arcilla y ocluir el intestino), si está tomando algún tratamiento médico -aunque sea homeopático- porque éste puede verse alterado.
Algunas precauciones en el uso de la arcilla que debemos tener en cuenta respecto al uso interno de la misma, es no consumirla mientras estemos usando medicamentos, pues su poder de absorción puede anular los efectos de los fármacos. También debemos tener en cuenta la procedencia de la arcilla cuando vayamos a consumirla internamente, para garantizar que esté libre de impurezas que pudieran adherirse del suelo.
“No se conoce con exactitud cómo actúa sobre todo ser vivo,
pero son innegables las múltiples aplicaciones terapéuticas de la arcilla.
Primeramente se resumen sus propiedades y la aplicación genérica de su uso
externo. A quien interese la aplicación para alguna afección en concreto, y por
resultar imposible entrar en mayores detalles, remitimos a la documentación
reseñada. A continuación se ofrece una visión general de los múltiples efectos
derivados de su uso interno, sobre determinados órganos y funciones y sobre el
organismo en su totalidad, señalando diversas precauciones y consejos para
evitar o minimizar posibles reacciones no deseadas al ingerir el agua
arcillosa.”
Para reducir la cantidad de toxinas existentes en el
organismo es conveniente que a un tratamiento de arcilla le preceda un mínimo
de 10 días de infusiones purificadoras y alimentación sana, basada
fundamentalmente en frutas y verduras y desprovista de carne, azúcar, alcohol y
sustancias químicas.
El tratamiento con arcilla debe acompañarse, además, de
hábitos alimenticios sanos y naturales.
Dextreit señala una serie de precauciones, especialmente
aplicables en las dolencias del aparato digestivo con las que la arcilla entra
en contacto directo como úlceras de estómago o duodeno, enteritis, etc.
Si la ingestión de arcilla no se tolera bien, se debe
acostumbrar al organismo poco a poco.
Se comienza bebiendo agua que haya contenido algo de arcilla
y luego se va introduciendo lentamente hasta alcanzar la dosis diaria de una
cucharadita sin que el organismo se resienta.
La cantidad tiene una importancia relativa, hay personas que
incapaces de tragarse la arcilla, beben sólo el agua cuando la mayor parte se
ha sedimentado en el fondo del vaso, con resultados satisfactorios.
Si la arcilla provoca náuseas, puede mezclarse con un poco
de agua hasta formar una pasta con la que se hacen bolitas del tamaño de
guisantes que se dejan secar y se tragan.
La persona propensa al estreñimiento, o si lo provoca la
arcilla, puede disolverla en más cantidad de agua o prepararla con una infusión
de ruibarbo y tomarla varias veces al día entre comida y comida, bebiendo al
principio sólo el agua arcillosa.
Para los niños, la pasta arcillosa puede mezclarse con
alguna infusión aromática como menta o eucalipto en lugar de agua, y chupar las
bolitas como caramelos.
La arcilla enriquece la composición de la sangre, por lo que
no es aconsejable tomar mucha si la tensión o presión sanguínea es elevada, en
cuyo caso sólo debe tomarse una o dos dosis pequeñas al día mezcladas con agua.
Aunque no existe constancia alguna de problemas derivados
del empleo simultáneo de arcilla y aceites vegetales, como medida de precaución
Dextreit recomienda durante el tratamiento con arcilla limitar el consumo de
aceites domésticos, mucho más el de aceites minerales, así como beber mucho
(limonada, té, ...) entre comida y comida.
Como todo remedio natural que contribuye a fortalecer el
organismo o a eliminar las sustancias que lo perjudican, pueden producirse
reacciones desagradables.
Por ello, antes de iniciar un tratamiento natural es
conveniente informarse acerca de sus posibilidades y desarrollo.
Al prever una reacción se la controla más fácilmente, sin
tenerle miedo, pues es deseable al constituir una señal de que el organismo
está respondiendo adecuadamente.
Conviene y pueden evitarse las reacciones violentas,
intensas o repentinas, nunca deseables, siguiendo para ello las pautas
señaladas.
Para ampliar la información
- Propiedades de la arcilla (I y II), Pedro Ródenas,
Integral 6 y 7, Barcelona, 1978.
- El poder curativo de la arcilla, Raymond Dextreit, Ibis,
Barcelona, 1988.
- La curación por la arcilla, Amar Alma-Helal, Robinbook,
Barcelona, 1999.
- La arcilla curativa, Michel Abehsera, Edaf, Madrid, 1999.
- Cómo cura la arcilla, Marie-France Muller, manuales
Integral, Barcelona, 2000.
- Nuevo tratado de Medicina Natural (Nuestra tierra, nuestra
cura), Raymond Dextreit, Edaf, Madrid, 2001.
- Salud y belleza con arcillas, fangos y algas, Núria
Langreo, Tikal, Barcelona, 2000.
(artículo publicado en Conocer Arganzuela nº 111/112,
enero/febrero de 2002)
Fuente: http://www.herbogeminis.com/?Arcilla-en-uso-externo-e-interno
Hola, muy buena entrada. ¿sabes donde puedo comprar arcilla de calidad? Gracias
ResponderEliminaren tiendas naturistas ve alla ahy la encontraras
ResponderEliminarHay bibliografía cientifica sobre el uso terapéutico de la arcilla?
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola con tu permiso y obvio citando la fuente voy a compartir un trozo a forma de gancho para que lleguen a ver este post tan completo. Estoy creando un PDF al respecto de elemento Tierra para la semana del medio ambiente en el próximo Julio. Y como podría hablar del suelo, la tierra sin mencionar también el uso terapéutico de esta. Soy bioconstructor y la arcilla es mi material base de todo mi trabajo y enseñanza. Estaba buscando algo completo y simple de entender para citar y bueno acá está.
ResponderEliminarGracias por el trabajo y por compartir